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miércoles, 19 de mayo de 2010

FALLADO EL VII CONCURSO DE RELATO BREVE DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO

Aquí está el acta que el jurado hizo pública ayer a las 20.00 h. en el Museo:

ACTA DEL VII CONCURSO DE RELATO BREVE DEL MUSEO ARQUEOLOGICO DE CÓRDOBA 2010

En el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, sito en Plaza de Jerónimo Páez, nº 7 de Córdoba, siendo las 17,30 h. del día 18 de Mayo de 2010, se reúnen los miembros componentes del Jurado del citado Concurso de conformidad con las bases del mismo.

El JURADO está compuesto por los siguientes miembros:


PRESIDENTE:
D. Joaquín Dobladez Soriano, Delegado Provincial de la Consejería de Cultura en Córdoba.

VOCALES:

Eduardo García. Escritor. Premio Nacional de la Crítica, 2008

Andrés Neuman. Escritor. Premio Alfaguara, 2009

María Rosal. Escritora. Premio Andalucía de la Crítica, 2004

Fernando González Viñas. Ganador del VI Concurso de Relato Breve 2009

SECRETARIA:

Dª Mª Dolores Baena Alcántara, Directora del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba.

Han participado un total de 115 relatos, todos conformes a las bases.
Tras debatir el Jurado ampliamente sobre la calidad de los relatos presentados, emiten por unanimidad el siguiente FALLO:

PRIMER PREMIO de 1000 euros.
“Los Trabajos y los Díaz”.
Pseudónimo: María Iribarne
Autor: Danner González Rodríguez


SEGUNDO PREMIO de 500 euros.
“Te espero en el Museo a las 9”.
Pseudónimo: Ungaretti
Autor: Salvador Blanco Luque


TERCER PREMIO de 300 euros.
“Normalidad”.
Pseudónimo: Zulema Vergara
Autor: Faustino Lara Ibáñez

El Jurado acuerda elegir como finalistas para su publicación los siguientes relatos:

“Hic Sunt Leones”.
Pseudónimo: Emma Zunz
Autor:Óscar Mora

“Vacío, Lleno”.
Pseudónimo: Ailanto
Autor: Mª Lucía Plaza Díaz

“Lacrimatorio”.
Pseudónimo: Insula Gaditana
Autor: Enrique García Luque

“La botella de los músicos”.
Pseudónimo: Sirma
Autor: Alberto de Frutos Dávalos

“Monique”.
Pseudónimo: Ynaca Ecco
Autor: Enrique G. Garcés Blancart

“La pieza CE002885”.
Pseudónimo: Druso Minor
Autor: José Manuel Díaz Benítez

“Máscara y espanto”.
Pseudónimo: Jaime Mandarina
Autora: Daniel Blanco Parra

“Res non fugit 0.1”.
Pseudónimo: Arborícola
Autor: José Mª Arjona Izquierdo

“N.R. 28.281”.
Pseudónimo: W Oberath
Autor: Agustín Jurado Sánchez

“Los puntos suspensivos en los escritos científicos”.
Pseudónimo: Time Croke
Autor: Antonio Zafra Arrebola

Los tres relatos ganadores y los diez relatos finalistas serán publicados bajo el titulo Relatos en el museo. VII Concurso de relato breve que será presentado el próximo año en el acto del fallo público del VIII Concurso de Relato Breve.

No habiendo más asuntos que tratar, se levanta la sesión en el lugar y fecha arriba indicados, siendo las veinte horas.

PRESIDENTE,

Fdo. Joaquín Dobladez Soriano

VOCALES,

Fdo. Eduardo García

Fdo. Andrés Neuman

Fdo. María Rosal

Fdo. Fernando Glez. Viñas

SECRETARIA,

Fdo. Mª Dolores Baena Alcántara



Más info:

Adjunto el relato con el que participé:

VACÍO/LLENO

Ese día el museo amaneció vacío.
O… tal vez debería decir lleno. No… mejor vacío. Aunque… decir vacío no sería totalmente correcto.
Volveré a formular la primera frase: Ese día, el museo arqueológico amaneció “vacío”.
Vacío de mosaicos romanos, vacío de tesoros ibéricos, vacío de joyas califales y de todas las piezas únicas que un museo guarda.
Por eso, ese día, el museo amaneció vacío.
Las salas mostraban toda la luz que es capaz de reflejar la pulcritud blanca de sus paredes pulidas, y el silencio que se respiraba en las salas, ya no era el digno y aterciopelado silencio que acompaña a las vetustas bocas talladas en mármol.
Las vitrinas protegían la nada con el mejor de sus reflejos, y los cartelitos indicadores con los nombres de las piezas, aparecían ahora en un recién estrenado blanco. Por eso digo que, ese día, el museo amaneció vacío.

O tal vez debería decir lleno, porque toda la ausencia de mármol y filigrana de oro, todo el espacio dejado por la cerámica y la piedra caliza, se encontraba ahora lleno.
Lleno de personas que se paseaban por el museo con los ojos como platos, lleno de gente que buscaba huellas en los rincones más variopintos, lleno de individuos que llenaban el espacio con sus miles y miles de preguntas mentales.

Y sin embargo… ningún cártel rezaba que el museo se encontrara en plena reforma. Y sin embargo… ningún empleado del museo parecía encontrarse allí, ni en los alrededores; y todo el espacio estaba lleno de preguntas, y vacío de respuestas.

Los primeros en llegar había sido una pareja de turistas argentinos que encontraron las puertas abiertas, y se habían ido adentrando en el museo en busca de alguien que les vendiese las entradas. Pero el museo estaba vacío, y cuando ya se daban la vuelta pensando que se habían equivocado, se toparon con un grupo de escolares de Cabra que venían a visitar el museo.
La profesora les corroboró que, efectivamente, ese era el Museo Arqueológico de Córdoba, así que volvieron a adentrarse todos juntos en busca de algún miembro del personal. Y mientras buscaban y buscaban, más gente iba llegando: tres estudiantes de arte, un turista japonés, y hasta un pequeño grupo de jubilados gallegos.

Y todos teorizaban en voz alta con lo que debía de haber pasado. Y todos decidieron que lo mejor era avisar a la policía.
Así que, eso hicieron. Y al cuarto de hora, cuatro agentes de la policía local de Córdoba se presentaron en el museo y escucharon las explicaciones de los allí presentes. Efectivamente, contrastaron que el museo estaba “vacío” y que no se veía, por ninguna parte, a ninguno de los empleados. Así que decidieron avisar a sus superiores y, mientras aguardaban instrucciones, acordonar la zona.
Dieron orden a todos los presentes de salir a la placeta del museo, pero… ¿quién era capaz de controlar a todos los niños diseminados por las salas que jugaban a ser estatuas romanas, que introducían sus pulseras dentro de las vitrinas, y que creaban monumentos funerarios con las hojas caídas de las plantas del patio? Y, ¿quién era capaz de sacar de su conversación a los corrillos de turistas que contaban otras historias similares o relacionadas?

Todas las salas rebosaban historias nuevas y vida, y la Dirección del museo, al otro lado de las cámaras de seguridad, se regocijaba por dentro porque había conseguido que esa casa-baúl de Historia generase más Historia, y que todos comprendieran que, de algún modo, ya formaban parte de la misma.

La performance había sido un éxito.

1 comentario:

Rubén Martín Díaz dijo...

¡Qué bueno! Felicidades Lucía. Gran noticia.

Un abrazo.